Introducción
En este intento de ir
hacia nuestro pasado, nos vamos a centrar en la época de formación de un núcleo
urbano en la época musulmana, especialmente en la época del Reino Nazarí (que
está precedido por el período de los almorávides y los almohades, hasta 1090
con la muerte de Yâqût).
Ya en esta época hay
estudios que sitúan en el siglo IX, con el nombre de Bâllis, una alquería (otra más dentro de las ya existentes de la
zona). No podemos decir más que es un pequeño núcleo aislado en el que la
economía es prácticamente de autoabastecimiento, en la cual el trueque es la
moneda de cambio.
Debido a lo convulso de
la época, con el avance de las tropas cristinas en la reconquista, no tenemos
la suficiente información que nos pueda hacer una idea de la evolución que tomará
el pueblo por esta época. No será hasta la reconquista cuando se empiecen a
realizar recuentos y libros de Apeo de las propiedades de la zona.
Formación como Núcleo Urbano
Aquí tenemos que hacer
referencia a unas "primeras" capitulaciones en 1489, donde se
entregaron los territorios costeros, desde Almería a Almuñecar. Estos
territorios sufrirían varias revueltas en los años posteriores.
Una de las consecuencias
de la reconquista es el hecho de que se "ofreciera" a algunos de los
vencidos la emigración hasta África. A pesar de esto, habrá un número muy
importante de vecinos que decidan no abandonar estas tierras.
La concesión del señorío
del pueblo irá destinada a D. Rodrigo Fernández de Ulloa, Contador Mayor de la
Reina, entregadas por parte de los Reyes Católicos por su dedicación como
secretario de la Reina y por sus servicios en la Guerra de Granada. Éste,
legará la villa a su hijo, D. Juan de Ulloa.
En esta época la
localidad cuenta con una población de entre 300/400 habitantes. Así, surge en
estos paisajes rurales de pequeña entidad un elemento básico en el comercio,
que será conocido como el buhonero;
persona que comunica los pueblos vecinos con su recorrido, en el que
intercambia productos y objetos de la más variada especie.
Tres serán las acciones
más significativas que determinarán la vida en la comunidad:
-
Entrega en febrero de 1494 del
señorío de Vélez de Benaudalla y Las Guaxaras (Los Guájares) a D. Juan de
Ulloa, hijo de D. Rodrigo de Ulloa.
-
Fragmentación de los
territorios pertenecientes a D. Juan de Ulloa (1496) tras la pérdida de la
Benardilla y Guájar la Baja.
-
En 1523 D. Juan de Ulloa cede
el señorío de Vélez de Benaudalla para el favor de Henriquez de Guzmán, Conde
de Alba. Además, esta será una situación de inestabilidad que durará hasta
comienzos del siglo XVII.
Algunos otros de los
señores que tuvieron la villa bajo su dominio fueron, D. Álvaro de Bazán,
Alonso de la Torre, D. Gerónimo de Salamanca.
En esta época la mayoría
de los vecinos del municipio, entorno a unos 100, eran moriscos y su actividad
principal era agraria y mercantil. Las viviendas
de la época se consolidaban en lo que hoy es el barrio antiguo, dejando en la
periferia los molinos existentes y la “Casa Jardín Nazarí”. Esta actividad
agraria estaba regada por dos de las fuentes, con sus respectivas acequias, que
todavía conservamos hoy en día: por un lado la fuente “Grasarani” (actual Nacimiento) que regaba la Vega del Jâz; y por
otro, la fuente “Alhama” (actual
Torchal), que regaba la Vega Baxa. En estas vegas se cultivaban productos de
regadío, moreras, morales, algunos árboles frutales (limonero, naranjos,
granados, albaricoques, etc.) viñas y olivos. Fuera de la cobertura de las dos
fuentes principales nos vamos encontrando con espacios dedicados a los
cereales, el trigo y la cebada principalmente. Lo cual fue propiciando la
creación de pequeñas industrias de
transformación asentadas en los molinos de harina y de aceite. También existían
otras otro tipo de trabajos que tenían
importancia por el volumen de producción, tales como la de jabones y la
recolección de seda, la cual era bastante importante y reconocida por su
calidad.
Hay un hecho que debemos
destacar, y es que en esta época, las riberas del río Guadalfeo apenas se
cultivaban, debido a la cantidad de agua que éste traía y a las continuas
avenidas que se producían con las tormentas, lo cual impedía que se aprovechasen
sus fértiles orillas.
Con todo esto, el
panorama social no hacía más que empeorar a lo largo del s.XVI puesto que la
población morisca va viendo atacadas sus libertades, así como la obligación de
una conversión forzosa al cristianismo. Esto conlleva una paulatina despoblación
del municipio, puesto que estos, denominados “nuevos cristianos”, intentaban
trasladarse al norte de África como modo de intentar mitigar la presión a la
que aquí se veían sometidos. Aún así, en nuestro municipio, a diferencia de lo
que ocurre en la costa, la mayoría de los “cristianos nuevos”, permanecerán por
la zona hasta la explosión del levantamiento de las Alpujarras, hecho que obligará
a la mayoría de éstos a emigrar de manera urgente.
Ya a mediados del siglo
XVI, nos encontramos con una población de unos 500 habitantes, número que se
verá drásticamente reducido con la sublevación anteriormente nombrada.
Los hechos que estamos
tratando, tienen como evolución la
contienda armada de 1568. la sublevación de los moriscos tiene un gran apoyo
por parte de los vecinos del pueblo, que se unen en la lucha a pueblos de la
cercana Alpujarra. Durante esta contienda los mayores destrozos los sufrirá la
Iglesia, quedando en un estado de ruina. Tras el enfrentamiento y derrota de
los moriscos, éstos se ven obligados a abandonar sus posesiones y tomar rumbo
al norte de África. Todas estas posesiones pasarán a manos de la Corona de
Felipe II entre el 24 de Febrero y el 15 de Mayo de 1571, que en el caso de Vélez
de Benaudalla no será hasta Julio de 1572). Todo este proceso se completó en
1573, con la expulsión de todos los moriscos de la zona.
Las consecuencias de
este enfrentamiento fueron dramáticas para el municipio y para el número de
población, pasando éste de 500 habitantes a no más de 25, más un grupo de
soldados que se quedará para defender el enclave. Vemos que la realidad diaria
a la que se enfrentarán los nuevos pobladores es un continuo estado de guerra,
donde se tienen que buscar los medios y armas necesarios para hacer frente a
los posibles atacantes procedentes de las sierras cercanas. Así la situación,
es fácil ver que los primeros pobladores serán hombres habituados a la lucha, o
incluso delincuentes que buscan la rehabilitación o el perdón por lo delitos
cometidos (serán personas adultas, den entre 25 y 40 años, normalmente
solteros).
Otro elemento importante
de la época será el subimiento de un nuevo instrumento jurídico, el denominado “Libro
de Apeo y Repartimiento”. La intención de este instrumento era fijar la extensión
exacta del término municipal y la relación concreta de todas las posesiones de
cada vecino. Su implantación tiene como uno de los objetivos el de solucionar
problemas relacionados con los límites y las lindes.
La realidad del pueblo
es la de una baja población debido al desprestigio y a la falta de atracción de
la zona para personas más pudientes. No será hasta el siglo XVIII, casi tres
siglos después, cuando nos encontremos con un activo y habitado núcleo
poblacional. Lo que si se puede destacar, a la par de toda esta situación, es
la importancia que va tomando nuestra localidad como centro de producción de
cereales y derivados del mismo, lo que le dará el apelativo de “el granero de
la costa”.
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